La tendencia High-Tech, que irrumpe durante la década de los sesenta, intenta superar el movimiento moderno en arquitectura, poniendo en evidencia, y dejando a la vista los diversos elementos constructivos. Así la estructura, las instalaciones, los cerramientos y demás sistemas constructivos, pasan a ser los protagonistas .
La construcción del emblemático edificio del Centre Pompidou, el popular Beubourg de Paris, del 1977, da la salida del
movimiento High-tech que durante los años 90, incorpora a su programa inicial, la incorporación de las
energías alternativas. Nace pues durante la grave crisis del petróleo de los 70 y se regenera en los 90, con un trasfondo que gira alrededor de la optimización energética.
Edificio Pompidou de Paris, conocido como Beuabourg.
Coincidiendo con este proyecto, aparece el libro “
High-Tech: The industrial style and source book for the home” de los autores Joan Kron y Suzanne Slesin, en donde aparece la célebre frase acerca de la polémica propuesta “es probable que tu padre lo encuentre insultante”.
El proyecto, firmado por los arquitectos Richard Rogers y Renzo Piano, entonces muy jóvenes, contó con la contribución del ingeniero Peter Rice, de la ingeniería Ove Arup, que hizo posible una de sus mejores estructuras. Pero, como pasa siempre, el presidente del jurado, quién apostó fuerte por su construcción, fue Jean Prouvé, entonces ya en edad provecta.
Su declarada apuesta por el brutalismo más extremo, transgrede algunos principios básicos que ya desde entonces forman parte del repertorio High-tech. Una clara apuesta por los materiales tecnológicos, el vidrio, el acero, el acero inoxidable, incluso la fundición en las piezas gerberete. En clara referencia y homenaje al ingeniero Gerber, se mezclan con las instalaciones técnicas.
Los conductos de aire de la climatización, los conductos de protección al fuego, los diferentes sistemas de iluminación, las escaleras y ascensores, dejando la piel del edificio, de acero y vidrio, en un segundo plano, donde la estructura le roba protagonismo.
Ahora sabemos, después de muchos años desde su inauguración, cuáles fueron sus errores de juventud, que luego, se han ido corrigiendo. Ya en los años 80, tomó el testigo el arquitecto Sir Norman Foster que nos dejó alguno de sus mejores proyectos, dando pleno sentido al concepto High-tech.
De ésta época datan los proyectos emblemáticos del banco de Hong Kong y Shangai, y también el interesante edifico de Jean Nouvel del instituto del Mundo Árabe de Paris.
Centro Arabe de Paris de Jean Nouvel.
Cabe recordar que a finales de los años 60, se consiguió llegar a la luna. Se hizo un gran esfuerzo tecnológico y se extendió la idea real de que la aplicación de la tecnología podía mejorar la vida de las personas. Este principio inspiró la nueva arquitectura que luego desembocó en el concepto de High-tech.
A medida que las nuevas preocupaciones sociales fueron evolucionando, el programa High-tech fue adaptándose a sus necesidades. En la década de los 90 se incorporaron las nuevas fuentes de energía. En el edificio proyectado para la EDF Electricité de France, Foster, en 1992-1996, consigue incidir sobre el ahorro energético, reduciendo a la mitad, el gasto energético del edificio.
Edificio EDF, electricite de France
Más adelante, la conocida como
arquitectura sostenible, da paso al término
Eco-tech, en donde finalmente la construcción de edificios, apuesta por la baja emisión de energía, la utilización de materiales tecnológicamente avanzados, pero acordes con materias primas naturales, y el bajo consumo energético, apostando de manera definitiva por las fuentes de energía naturales.
Nuevo ayuntamiento de Londres de Sir Norman Foster. A pesar de que se ideó como un edificio eficiente energéticamente, los resultados no han confirmado su buen comportamiento.
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