El lunes 15 de abril de 2019, hacia las 18h30 de la tarde suenan las alarmas de la Catedral de Notre Dame de París; un voraz incendio se ha declarado en la cubierta sobre la bóveda central. Harán falta catorce horas de esfuerzo y centenares de bomberos para controlarlo, hasta el martes siguiente a primera hora.
Notre-Dame en llamas. Fuente: Getty Images/Francois Guillot
La catedral de Notre-Dame, máximo exponente del gótico francés, donde nació el estilo, forma parte del patrimonio no sólo francés, sino que es símbolo de la civilización Europea. Su construcción comienza en 1163, y según está documentado se acabó en 1345, aunque durante siglos fue sufriendo modificaciones. Uno de sus signos distintivos, la “flèche”, la aguja central, fue dañada en 1786, y durante la revolución francesa la catedral fue desacralizada. Napoleón la devolvió a la Iglesia Católica, coronándose, en ella, emperador. Fue Victor Hugo quien, con su célebre novela, “Nuestra Señora de París”, le devuelve su interés popular.
Gracias al arquitecto Eugène Viollet-le-duc, quien documentó y levantó planos y maquetas de la catedral a mitad del siglo XIX, podemos conocer su construcción y detalles constructivos. De hecho, la aguja (flèche) que se quemó en el incendio, de 96 m de altura, era obra del propio Viollet-le-duc, que la levantó nuevamente durante su reconstrucción.
Planos de detalle de la “foret” (bosque) de la cubierta donde se declaró el incendio. Fuente: www.albanecar.es
Planos de detalle de la “foret” (bosque) de la cubierta donde se declaró el incendio. Fuente: www.albanecar.es
Maqueta de la aguja de Viollet-le-duc. Fuente: Wikimedia Commons
El bosque, “la forêt” -como se conocía popularmente la cubierta-, estaba construida con armaduras de madera de roble, recogida en los bosques cercanos a París, siguiendo un modelo de cercha muy utilizado durante el siglo XIII en el gótico francés. De hecho, el valor histórico de esta cubierta es que, a pesar de los siglos pasados desde su construcción, era una de las partes originales que no había sufrido daño. Se trataba de un excelente exponente de la carpintería de armar de la época.
Vista del bosque de madera de roble que conformaba la cubierta de Notre-Dame. Fuente: www.albanecar.es
Alzado de los pares que conforman la cubierta, y detalle de la “ballesta” de sujeción y estabilización. Fuente: www.albanecar.es
Alzado de los pares que conforman la cubierta, y detalle de la “ballesta” de sujeción y estabilización. Fuente: www.albanecar.es
Desde un punto de vista estructural, cada cercha principal estaba compuesta por dos juegos de pares; uno exterior que soportaba la cubierta, y otro interior, menos inclinado que junto con el pendolón (montantes verticales) conforman la ballesta (arbalétrier). Los pares internos están trabajando a compresión por el pendolón, y son los que aseguran la estabilidad entre apoyos, de 14 m de luz, mediante el tirante inferior. Por otro lado, a modo de arriostramiento, los nudos de la cercha están unidos mediante carreras longitudinales que aseguran una igual deformación al conjunto.
Incendio de Notre-Dame: pérdida de tres tesoros
Con el incendio de la catedral perdemos tres tesoros de gran valor. Uno religioso, ciertamente por tratarse de una catedral de gran importancia en la historia de la Europa cristiana; otro ámbito es el de la memoria, ya que gran parte de la historia de Francia, y de su capital, están ligadas indefectiblemente a su catedral; y finalmente, en el plano puramente artístico, ya que se condensa en esta construcción toda la evolución del estilo gótico, desde su nacimiento hasta su declive, con el conocido gótico flamígero, mucho más amanerado.
Hay que recordar que la catedral es propiedad del estado francés, quien será el encargado de reconstruirla, según es el criterio moderno actual, tal como estaba según su último estado conocido antes del incendio. Pensemos que, durante los bombardeos de la primera y segunda guerra mundiales, muchas bóvedas de otras catedrales quedaron muy dañadas y hoy vuelven a estar en funcionamiento.
Fuente imagen principal: Wikimedia Commons