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A pesar del creciente interés por el uso de la madera en la construcción y de que cada vez son más lo profesionales que deciden formarse en cursos de construcción con madera, siguen existiendo algunas creencias populares que generan cierta reticencia a su utilización. Aspectos como la durabilidad del material, su comportamiento en situación de incendio o su resistencia estructural son algunos de los mitos que vamos a desmontar en este artículo.
Desde que el hombre comenzó a construirse sus primeros refugios hasta tiempos relativamente recientes la madera ha sido el material de construcción por excelencia. No en vano las estructuras de gran parte de los edificios de los casos históricos de nuestras ciudades están construidas con madera. Sin embargo, desde que el acero en el s. XIX y el hormigón armado en el s. XX comenzaron a ganar protagonismo en la construcción, la madera fue quedando en un segundo plano.
Este olvido del material tiene un doble efecto en la aparición de los mitos sobre los que vamos a hablar. Por un lado, el rechazo a lo que nos es más ajeno o desconocido nos lleva a buscar excusas para no cambiar nuestra forma habitual de trabajar. Por otro lado, la desaparición del oficio del carpintero de armar ha hecho que, en algunos casos, se ejecutasen obras en madera por parte de personal no especializado que desconocía las particularidades del material. Las consecuencias derivadas de este mal uso de la madera han facilitado la expansión de estos falsos mitos. Veamos cuáles son y qué hay de cierto y falso en todos ellos.
Interior del edificio Valle Wood, Oslo. Autor: Anders Vestegaard Jensen. https://unsplash.com/photos/K7o7cAq87lA
La madera es un material que, efectivamente, tiene la capacidad de arder. Es decir, es combustible. Sin embargo, ese rechazo a construir estructuras de madera por temor a su colapso en situación de incendio es completamente infundado. De hecho, aunque la normativa actual hace que ambas opciones sean igual de seguras la realidad es que el comportamiento frente al fuego de una estructura de madera es mejor que el de una estructura metálica. La velocidad a la que se quema la madera está muy estudiada y es perfectamente conocida para las especies que utilizamos en construcción. Además, la capa carbonizada genera una superficie de protección de la parte interna que mantiene intactas sus propiedades mecánicas. Esto nos permite calcular qué parte de una sección se habrá quemado durante un incendio y verificar si la parte no quemada es capaz de mantener la función portante de la estructura.
En la naturaleza existen organismos que, bajo determinadas condiciones, son capaces de alimentarse de la madera. Esto es una gran noticia. Significa que, cuando una pieza de madera ha llegado al final de su vida útil podemos hacerla desaparecer sin generar ningún tipo de residuo. La clave está en conocer bajo qué condiciones pueden actuar estos organismos para evitar que se produzcan ataques cuando la madera aún está en servicio. Mediante una correcta elección de especie y el diseño de detalles constructivos adecuados somos perfectamente capaces de mantener la madera en unos rangos de humedad libres de organismos xilófagos.
Fachadas de madera en Dinamarca. Autor: Daniel Lorentzen. https://unsplash.com/photos/zurD4dxYFNM
Uno de los aspectos más asombrosos de la construcción con madera es que se trata de un material que se genera de forma autónoma en los bosques. Este fenómeno lleva a muchas personas a la idea de que los bosques se están destruyendo al cortar los árboles para aprovechar su madera. Sin embargo, la realidad es completamente distinta. El aprovechamiento responsable y bien gestionado de los recursos naturales conduce a un mejor estado de nuestros bosques. La gestión forestal facilita la fijación de población en entornos rurales para frenar la despoblación del territorio. Al mismo tiempo, supone un importante frente de acción contra los grandes incendios forestales. Aunque queda mucho trabajo por hacer vamos por buen camino. La tasa de pérdida de bosques primarios a nivel global durante el decenio 2010-2020 se ha reducido a la mitad con respecto al decenio anterior. De hecho, a pesar del aumento en la demanda de madera para la construcción, en la mayor parte de los países desarrollados la variación neta de la superficie forestal es positiva. Esto significa que en estas regiones cada año se regenera mayor superficie de bosque que la que desaparece, ya sea por plantación o por regeneración natural.
Repoblación forestal. Autor: Steven Kamenar. https://unsplash.com/photos/MMJx78V7xS8
Es la principal preocupación de muchos usuarios cuando se plantean realizar un revestimiento exterior en madera. Es cierto que en estas situaciones estamos exponiendo al material a unas condiciones muy exigentes. Los constantes cambios de humedad y la acción de la radiación solar nos obligan a un cuidado muy riguroso de los detalles constructivos y a un profundo conocimiento del comportamiento de la madera al exterior. Hay que tener presente que se trata de un material natural que, expuesto a la intemperie, va a sufrir cambios de aspecto a lo largo del tiempo. Pero estos cambios no significan en absoluto que la madera se encuentre en mal estado o que se esté produciendo un ataque biológico. Por lo tanto, si pretendemos que el aspecto de un acabado exterior se mantenga como el primer día sí deberemos realizar un mantenimiento periódico del mismo. No así con los acabados interiores en madera, cuyas necesidades de mantenimiento serán idénticas a las de cualquier otro material.
Las propiedades mecánicas de las maderas que empleamos en construcción son perfectamente conocidas y están respaldadas por la normativa aplicable para su uso como material estructural. De la misma forma que recurrimos a perfiles metálicos de acero S275 para realizar una comprobación estructural, podemos emplear vigas de madera aserrada de clase resistente C18 o de madera laminada encolada GL24 h. Por otro lado, la relación resistencia/peso de la madera la convierten en un material ideal para cierto tipo de estructuras como cubiertas de grandes luces o ampliación de edificios existentes.
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