La caída del imperio romano occidental supone el final de una época de las grandes construcciones de hormigón, y el declive de la ingeniería civil que, alcanzó, con la época Imperial, su máximo esplendor. Pero el imperio, continua incólume en la Nueva Roma, la ciudad de los tres nombres, Bizancio, Constantinopla y más modernamente Estambul.
Mapa del imperio romano Occidental y Oriental
El imperio Bizantino, que perduró hasta la edad media, y cayó por las invectivas turcas en el siglo XV, no deja de ser la continuación natural del imperio romano que conquistó todo el Mediterráneo, por lo que, no es de extrañar que, en la parte oriental, continuaran construyendo de acuerdo a la más ancestral técnica romana.
Las bóvedas de cañón, de sección semicircular se continúan construyendo como nos lo documentó Choisy, en su “Art de bâtir chez les romains”, y también Viollet-le Duc.
Durante más de mil años, la arquitectura bizantina, utiliza con gran profusión todo tipo de bóvedas, y muestra predilección por el ladrillo en todas sus construcciones. En sus construcciones de tipo religioso, Bizancio construye sus iglesias a partir de la planta de la cruz griega, lo que le permite distinguirse en la construcción de cúpulas sobre pechinas.
Distribución de plantas según la cruz griega-San Marcos de Venezia. Cúpula inscrita en un cuadrado
Tal como se muestra en el esquema, una cúpula semi-esférica, puede construirse sobre una base cuadrada, típica de la arquitectura Bizantina. La cúpula (a) pude apoyarse sobre un tambor cilíndrico, (cimborrio), o bien directamente que, a su vez descansan sobre cuatro puntos que trasladan las reacciones a los apoyos mediante las pechinas (b). Este sistema estructural permite la transición entre un elemento laminar, como es la cúpula, sobre las pechinas que nuevamente, por su construcción, espesor y dimensiones, pueden considerarse como “trozos”, de otra lámina desgajada.
Los constructores romanos, conscientes de que los empujes podían ser importantes, utilizaron, como en la construcción de la cúpula de Agrippa, hormigones aligerados, mediante elementos huecos como tinajas y ánforas que, mezclaban con el hormigón, obteniendo una considerable reducción de peso. También los ladrillos que servían para construir estas estructuras, eran mucho más ligeros que los habituales.
+ Magnífica muestra del arte constructivo bizantino, en donde se puede apreciar el apoyo de las cúpulas sobre pechinas, en la Iglesia de Santa Irene en Constantinopla, y Hagia Sofia
Este sistema permite, de manera escalonada, ir transmitiendo las cargas entre las cupulas de mayor tamañao, hasta los apoyos y contrafuertes, hacia la cimentación.
En la sección de la Iglesia de Santa Sofía, se puede apreciar nuevamente como las pechinas, permiten la transición entre una planta circular y una distribución cuadrado de las paredes y columnas de apoyo.
En la fachada norte y sur, se pueden observar los grandes contrafuertes que ayudan en la descarga de los grandes pesos de las cúpulas. Entre estos contrafuertes se pueden observar ventanales con arcos de medio punto y al igual que en la fachada este, la construcción se eleva bruscamente.
En la fachada este se puede observar el espacio que ocupa el ábside. Su mayor característica son las líneas duras, sin mucha expresión, que definen su geometría.