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Durante el mes de mayo tuvimos la ocasión de visitar la encantadora ciudad de Algeciras que, para cualquier ingeniero de estructuras, es una parada obligatoria en el emblemático Mercado de Abastos.
Construido en 1934, este magnífico edificio es una referencia incontestable de la arquitectura civil del siglo XX. Su estructura de hormigón destaca por su elegante y simple solución, que combina ligereza y simplicidad constructiva al aprovechar su comportamiento tensional de membrana. Eduardo Torroja, junto con Freyssinet, Finsteewalder y Dischinger, introdujo en el periodo de entreguerras el revolucionario concepto del pretensado, superando así la era del hormigón armado. De esta manera, nos alejamos del contrarresto característico del gótico para abrazar las fuerzas activas, que no se oponen, sino que tensan la estructura y, gracias a la gravedad, reducen los esfuerzos en el hormigón, eliminando las zonas traccionadas.
La estructura del Mercado de Abastos de Algeciras se basa en una planta octogonal, cuyas dimensiones se asemejan a la obra maestra del cupolone de Brunelleschi en la Santa María dei Fiore de Florencia, no igualada siquiera por el gran Buonarotti en la Basílica romana de San Pedro. Esta estructura se cubre con una lámina de hormigón armado de aproximadamente 9 cm de espesor, con una directriz esférica muy rebajada. Esta curvatura perimetral aumenta la rigidez y cubre elegantemente un área de casi 1.500 m2.
El "oculus" central, un guiño a la icónica cúpula del Panteón de Agripa en Roma, permite la entrada de luz natural tamizada que se extiende por todo el mercado, creando una atmósfera acogedora.
La cúpula del Mercado de Abastos, que trabaja a compresión, prescinde de impermeabilización, dejando el hormigón a la vista, simplemente pintado, tanto en el intradós como en el extradós. Este homenaje al material demuestra cómo, dominando la materia, podemos superar los viejos prejuicios propios de la ignorancia.
Torroja también utiliza tirantes metálicos para unir los pilares en los vértices del octógono, cumpliendo una doble función. Por un lado, absorben los empujes de la cúpula, eliminando la reacción radial y logrando que los pilares trabajen a axil puro, sin momentos de flexión. Pero, además, y aquí nuevamente Torroja nos asombra, consigue mediante el postensado, descimbrar el pesado encofrado, elevando la cúpula que gravita sobre su apoyo, pero que una vez el hormigón ha endurecido, puede elevarse ligeramente gracias a los tirantes perimetrales. Esta técnica recoge así la lección que Freyssinet nos legó, con sus gatos hidráulicos planos en su magnífico puente sobre el Veudre, pero simplificando con sencillez y elegancia el contrarresto.
Tal vez mucho más técnico, pero no por ello menos interesante, cabe reseñar las vísceras voladas perimetrales en forma triangular que absorben la tensiones de flexión perimetral al verse interrumpida bruscamente su continuidad estructural, que siendo máximas en el centro del vano, obligan a mayor inercia y rigidez, de ahí su forma que al actuar siguiendo la curvatura de la intersección entre el casquete esférico y el octógono, suavizan las tensiones y las reconducen de manera natural a los apoyos.
Por último, Torroja emplea una estrategia ingeniosa al ocultar los tirantes metálicos en el bloque de hormigón, evitando así su corrosión debido a su exposición constante. Esta elección, aunque impide a los no expertos apreciar la verdadera causa de tan impresionante equilibrio, garantiza la durabilidad y estabilidad de la estructura.
Torroja fue, sin lugar a dudas, uno de los grandes ingenieros de la historia, y es difícil por no decir imposible, no rendirse a su maestría.
Algeciras, tierra del gran Paco de Lucía, goza también del privilegio de poseer una obra de arte, casi desconocida. Es nuestra obligación ponerla en valor.
Eduardo Torroja y Paco de Lucia, fuente de inspiración en Algeciras
Carles Romea
Director del Máster Internacional en Estructuras Metálicas y Mixtas de Edificación