Carles Romea
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El hormigón es por definición, una piedra artificial. Mezclando de manera adecuada, con una dosificación precisa de arena, grava, agua conjuntamente con un aglomerante, conseguimos después de reacciones químicas complejas, un nuevo material que llamamos hormigón o concreto en Sudamérica.
Los romanos, en su paso de la República al Imperio, siglo II A.C, empezaron a utilizar un nuevo material de construcción que utilizaron ampliamente en sus impresionantes obras de ingeniería. La Cal, heredera del yeso, es obtenida por la calcinación de la piedra caliza y fue el aglomerante utilizado con pocos cambios. La Cal fue substituida en el siglo XVIII, por el Cemento Portland que, actualmente sigue en uso.
A finales del siglo XX, no obstante empezó una época de grandes adelantos debido al gran dinamismo del mundo de la química que aportó sus conocimientos a la mejora de la mezcla básica de la piedra artificial.
Fruto de este apoyo, conjuntamente con el desarrollo de una nueva ciencia, la nano-tecnología, que opera a escala atómica y molecular. Empieza una nueva etapa, en la que nos encontramos, con gran desarrollo y diversidad que le permite adaptarse a los nuevos retos tecnológicos. Dejando de ser un material tosco y poco atractivo, para convertirse en un material más propio de la nueva “high-tech”.
Veamos algunos ejemplos para convencernos:
- El Luminesque concrete, contiene como parte del árido un componente fotoluminiscente. El efecto producido, dejando parte del árido en la superficie, es conseguir un piso con propiedades reflectantes con un alto valor decorativo.
- El litracon, se consigue introduciendo en la fase sólida, una cierta cantidad de fibra óptica, cerca del 4%, con un resultado sorprendente, puesto que convierte a la mezcla una vez endurecida, en un material traslúcido.
Como efecto secundario, conseguimos un material de gran resistencia a la compresión con valores cercanos a los 50 Mpa. También pueden construirse materiales microperforados para ser utilizados, gracias a la incorporación de la fibra óptica, como pantallas de retroproyección.
Aplicaciones del hormigón traslúcido
- Los hormigones “inteligentes” son una nueva aplicación que partieron de la idea del profesor Victor Li de la Universidad de Michigan, que ideó un hormigón flexible. Consiguió mejorar la capacidad de tracción del hormigón que, en condiciones normales presenta una gran fragilidad.
Esta mejora permite que el resultado sea un material que pueda “doblarse”, lo cual le convierte en apto para trabajar a cargas dinámicas.
Una de las consecuencias, tal vez más sorprendentes, es que esta capacidad de resistir tracciones, permita no fisurarse frente a grandes tensiones superficiales, y por tanto no agrietarse con el paso del tiempo, aumentando así su durabilidad.
Imagen de microscópica en la que se observan las microcápsulas de sílice con el epoxy dentro. Se utilizan para desarrollar microhormigones autorreparables.
Adicionando material como las fibras metálicas en la composición de la mezcla, podemos lograr un material conductor de la electricidad. Con ello una de las aplicaciones más plausibles, es la utilización en la construcción de pavimentos que permiten el deshielo en carreteras, puentes o garajes, mediante el efecto Joule. Es una substitución natural de la sal, comúnmente utilizada y que por sus condiciones químicas es una gran enemiga del hormigón.
Deshielo por calentamiento
El hormigón es un material vivo; por tanto está sometido a la ley del envejecimiento. El paso del tiempo, en la naturaleza se refleja por la pátina verdosa que recubre las rocas y las piedras en los grandes paisajes. El musgo, los helechos humanizan el paisaje, agreste y árido de las rocas.
El hormigón, decíamos al principio se asocia a un material tosco, poco dado a la poesía del paisaje. Siendo una piedra artificial, como el ladrillo o las rocas, tiene una superficie porosa, y por tanto puede recibir la contaminación biológica.
El moho y el musgo, son elementos que asociamos a la vida biológica, y cambian la apariencia de la superficie, la vitalizan. Por tanto cambiando ciertos componentes, como lo es el rebajar el PH de la mezcla mediante el uso de cementos con fosfato de magnesio, conseguimos un material bio-receptivo.
Si además operamos sobre la posibilidad de captar agua en la superficie, favorecemos la posibilidad de generar una capa vegetal de forma natural. Así tendremos una nueva aplicación, convirtiendo el material agresivo y tosco, en un material con finalidades ornamentales, creando una fachada vegetal, con la incorporación natural de microalgas, líquenes y musgos, tal como se opera en la naturaleza.
Después de más de dos milenios de uso, nuestra piedra artificial, finalmente se incorpora al ciclo natural, y envejece, y se ennoblece con el paso del tiempo.
Carles Romea