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"Alojar a la familia en una casa individual es el viejo sueño de todos los franceses, y Jean Prouvé lo realiza en 1954, año de mi nacimiento", introduce Carles Romea, profesor del Posgrado en Construcción Industrializada.
Lejos del furor de la ciudad, Jean Prouvé hizo construir la que sería su casa familiar. Un logro emblemático del estilo arquitectónico del artista.
Jean Prouvé, ingeniero autodidacta y con talento, dejó su huella en la arquitectura del siglo XX. Una de sus obras más famosas sigue siendo su casa de Nancy. Considerada su obra más personal, la propiedad está ubicada en las alturas de la ciudad, oculta por una densa vegetación.
Fachada compuesta de sus paneles prefabricados y comedor
Perfecta ilustración del ingenio de Jean Prouvé, cumple tres principios: simplicidad de construcción, ligereza de los materiales y rapidez de montaje. Gracias a estos dogmas, Jean Prouvé logró construir una residencia de este tipo en un terreno considerado inaccesible.
El terreno donde se construye es de mala calidad, arenoso e irregular. Para contrarrestar este importante defecto, Jean Prouvé decidió diseñar una casa luminosa, tanto por sus materiales como por sus dimensiones. De entrada, la casa tendrá una sola planta, construida sobre una terraza en lo alto del terreno.
La estrechez de la estructura requiere entonces una vivienda muy larga. La parte trasera se apoya contra la pendiente, mientras que la parte delantera se abre de par en par hacia la presentación de diapositivas de Nancy. Toda la genialidad de la construcción reside en la sencillez de su composición, con sus dormitorios para niños y padres, su baño, salón, cocina y lavadero. Sus piezas, dispuestas en fila, le valieron a la casa el apodo de “wagon” de Jean Prouvé.
Vista de las fachadas de la Maison de Jean Prouvé en Nancy, Francia
La casa se construyó en unos pocos fines de semana, con la ayuda de algunos amigos y trabajadores. Toda la fachada frontal está formada por piezas prefabricadas que el arquitecto pudo rescatar de su antigua fábrica. El ahorro de espacio es máximo: los dormitorios de los niños miden 2 m de ancho por 3 de largo, mientras que el dormitorio de los padres mide 9 m².
La historia se remonta a 1954, cuando el arquitecto tuvo que crear una casa unifamiliar para albergar a su esposa y cinco hijos. El hombre, arruinado, quedó marginado del negocio artístico de herrería que había creado en Maxéville. La familia se refugió en Nancy, donde poseían un terreno considerado inedificable debido a su fuerte pendiente.
Axonométrico de la Maison de Jean Prouvé
Veamos sus propias reflexiones sobre el proyecto de su casa:
‘Cuando se construye, es necesario pensar en particular en el emplazamiento, y en todo lo que depende de ello’.
‘Decidimos hacer una casa ligera porque el terreno era poco resistente’.
‘Cuando abandoné mis talleres, tuve que cambiar. No podía construir mi propia casa con mis materiales. Tenía que modificar la idea, dar un giro de 180º, para poder construir mi casa sin medios. Tenía que ser capaz de construir con ‘restos’, porque realmente mi casa se ha construido con restos’.
‘Todo lo que os cuento no se dibujó; surgió de la observación. Si no lo cogemos, no nos podemos imaginar que un tablero de madera sea flexible. El movimiento de la cubierta no se dibujó nunca’.
‘Montamos la casa nosotros, con la ayuda inicial de nuestros amigos de la cantera de Solvay. Montamos la casa en un mes’.
Los paneles de Jean Prouvé, hoy pueden visitarse en la exposición permanente de arte moderno del Centro Pompidou de Paris
En una Francia dominada por el hormigón, Prouvé es el hombre del metal, de la chapa plegada, del tablero de madera y, después, del panel de aluminio. Desde los años 30 desarrolla multitud de modelos de casas individuales a bajo precio, en kit para ser autoconstruido, listos para la fabricación en serie. Pero ninguno de esos prototipos desembocó en encargos concretos importantes. La Francia de la piedra y el hormigón encuentra demasiado modernos, o demasiado simples, a sus ‘máquinas de habitar’.
En 1953 Prouvé pierde el control de su fábrica: le sobreviene la bancarrota, la obra de su vida (‘Ateliers Jean Prouvé’, 1929-1952). En este momento se lanza a la construcción de su propia casa para probar en su propia carne que es posible disponer de una casa prefabricada a bajo precio utilizando materiales que rescata de su fábrica.
El solar, a las afueras de Nancy (hoy 6, rue Augustin-Hacquard), es una herencia familiar, que se encuentra en lo alto de una colina y está considerado inconstruible por su fuerte pendiente. Por este motivo decide trasladar los elementos prácticamente a mano o con medios muy rudimentarios (un pequeño camión) llegando hasta donde es posible. Las dificultades de acceso le fuerzan a acudir a un sistema prefabricado ligero que casa perfectamente con su filosofía constructiva. Los elementos deben poder ser manejados por una sola persona (caso de los paneles de fachada) o de dos como máximo (vigas o tableros de cubierta).
La casa arranca sobre un forjado formado por vigas metálicas IPN de 5 y 9 metros de largo, separadas cada 2 metros. No existe cimentación propiamente dicha, sino que las vigas se apoyan sobre pilaretes de bloque. El forjado, así separado del terreno, crea un vacío sanitario y se rellena de hormigón dejando las conducciones de un sistema de calefacción radiante. La estructura vertical se coloca en las fachadas longitudinales. La trasera, pegada al corte del terreno, está formada por 14 bandejas de chapa metálica de 3 m de alto por 1 metro de ancho. Los bordes plegados, taladrados rítmicamente, permiten la unión de las bandejas entre sí y al suelo mediante tornillos y tuercas.
Estas bandejas se cierran con puertas correderas de madera dotando de almacenaje, armarios y estanterías a toda la vivienda. En la fachada opuesta, la principal, separada de la anterior 5 metros, se colocan 13 paneles autoportantes. La fachada se amplía en la zona del salón con 5 paneles vidriados y vuelve a retranquearse en la zona de la cocina con 5 paneles más. Los paneles siguen de nuevo la modulación de 1 metro, excepto en los vidriados, que aumentan a 1,60 m. Los paneles son de dos tipos:
a) bastidor de aluminio con una ventana practicable en su parte superior, cerramientos de entablado de madera solapado que en su parte inferior deja un hueco para alojar una persiana metálica rígida de guillotina.
b) bastidor de madera, alma de manta aislante y cerramiento de dos cares de aluminio con 18 huecos de forma circular.
Estas piezas se apoyan simplemente sobre la estructura vertical, adoptando, por su propio peso, una forma combada. En la zona del salón se introduce una curiosa jácena para frenar la flecha de los tableros. Es una viga cajón con esperas en escuadra que se atornillan a los tableros. El origen de esta viga se desconoce, a diferencia del resto de elementos prefabricados que procedían del taller de Prouvé. Los tableros se impermeabilizan en cubierta con chapa de zinc.
Gracias a los rigidizadores longitudinales, que se cubre con un cajeado, la cubierta puede impermeabilizarse sin dificultad. La tabiquería interior (sólo existente en las habitaciones) se realiza con este mismo tipo de tablero contra-laminado. Las habitaciones presentan todos los muros de este tipo de tablero de madera. Incluso las puertas están cortadas directamente sobre el panel. Son como las compuertas de los barcos: tienen las esquinas redondeadas y no llegan al suelo. Un elemento singular del edificio es la gran puerta vidriada de 4 metros que se abre en el retranqueo del salón. Es una puerta pivotante de tipo industrial que alarga la estancia y la comunica totalmente con el exterior.
La influencia de Jean Prouvé se deja sentir más allá de la arquitectura
Este tipo de paneles se usan en cocinas, baños y zona de entrada. Cuando es necesaria la circulación de aire se incorpora, en algunos huecos, un pequeño ventilador. Los paneles se unen entre sí y al forjado mediante tornillos y tuercas. La estructura vertical se completa con los dos únicos muros de piedra. Colocados en los muros piñones, los cuales rigidizan transversalmente el conjunto.
La cubierta se resuelve con tableros contra-laminados de 1 metro de ancho y largo, que varían entre 5 y 9 metros. Estos tableros están formados por tres capas de tablas encoladas con tres nervaduras longitudinales superiores que rigidizan el plano. El grueso es de 7 cm. Estos tableros son los únicos elementos constructivos que requieren, por su peso y tamaño, la intervención de 2 o más personas.
Sólo el baño y el salón son excepciones en la casa. En el primero se introdujo un elemento innovador y técnico. La sala está revestida con paneles de ojos de buey revestidos de aluminio. Este proceso será utilizado por Jean Prouvé para otras creaciones, como la Meridienne del Observatorio de París y su prototipo de casa tropical.
El salón tiene espacio para grandes volúmenes. La sensación de espacio se ve acentuada aquí por una pared de cristal que da la impresión de estar en el jardín.
Lugar para vivir y para trabajar, la casa de Jean Prouvé presenta una modernidad increíble en la sobriedad de su distribución, que el ayuntamiento de Nancy quiso preservar. El municipio de Lorena, ahora propietario de la residencia, ha decidido conservar su función residencial. Para el deleite de los visitantes. La casa continúa en uso en la actualidad sin haber requerido reformes importantes.
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