Desde el punto de vista de la gestión de un proyecto constructivo la gestión de riesgos implica el proceso sistemático de identificar, analizar, evaluar y tratar los riesgos potenciales que podrían afectar la ejecución del proyecto.
Este proceso es fundamental para asegurar que el proyecto se complete dentro del presupuesto, el tiempo establecido y los estándares de calidad esperados, minimizando al mismo tiempo las posibilidades de que ocurran incidentes o problemas no deseados.
Para ser concretos, los riesgos en un proyecto constructivo se pueden clasificar en:
Riesgos técnicos. Estos están relacionados generalmente con fallas del proyecto; como falta de definición, ejecución errónea de elementos por falta de atención al proyecto, soluciones no viables y/o soluciones que eran viables, pero que ya no lo son (por poner un ejemplo, productos que durante las fases de diseño y adjudicación han cambiado de especificaciones y se requiere un replanteamiento de ese sistema y los accesorios). Estos riesgos son muy comunes y afectan al presupuesto, al abasto del proyecto y sin una previsión suficiente incluso al calendario.
Riesgo de gestión de recursos. En esta categoría enfrentamos la falta de coordinación, falta de comunicación, mala asignación de recursos, fallas en la cadena de suministros, entre otros. Estos riesgos son muy relevantes para el calendario de obra, pero pueden llegar a tener un impacto notable en el coste y en la rentabilidad del promotor, siendo según la magnitud de los hechos un foco potencial de disputas a nivel legal y contractual.
Riesgos de seguridad y salud. Estos riesgos son muy relevantes, ya que los accidentes en obras pueden llevar tanto a la propiedad, como contratista, como a la coordinación de seguridad y salud a impactos económicos y de calendario notables.
Otros riesgos, como los legales, contractuales, financieros, sociales, políticos, ambientales, de mercado, etc.
En resumen, en una cadena productiva donde están involucradas tantas variables y conviven tantos actores, la gestión de riesgos en construcción no es importante, sino crucial, ya que puede ser la diferencia entre un proyecto exitoso o un fracaso que lleve a importantes pérdidas económicas.
¿Cómo la IA puede ayudarnos en la gestión de riesgos en construcción?
Aunque en el mundo real el riesgo no puede ser 0, este puede tender a 0.
¿Cómo?
El riesgo nace de la incertidumbre, así que para reducir la incertidumbre necesitamos lo siguiente:
Más información y más accesible.
Generación más rápida de nueva información.
Procesamiento más rápido y eficaz de la información.
Hasta aquí no hay ninguna novedad. A día de hoy ya conocemos tecnologías que facilitan lograr estos objetivos:
La tecnología BIM nació con la idea de generar más información y facilitar el acceso al integrar los datos de proyecto en un diseño 3D.
La tecnología de Cloud computing ha servido para hacer más accesible la información por todos los participantes de un proyecto con el concepto Common Data Environment (CDE).
La generación más rápida de nueva información se está logrando en buena parte por el desarrollo de la comunicación por plataformas de gestión de proyectos, las videoconferencias, la capacidad de hacer fotos y videos en obra y para los más avanzados con la ayuda de escáneres LiDAR y drones.
Pero, aunque estas tecnologías han ido facilitando esta disponibilidad de información y generación de nueva surge el problema del procesamiento rápido y eficaz. Toda esta información muchas veces es difícil de gestionar y se queda dispersa en silos de información a la espera de que en el momento que haya un litigio salga a relucir a modo reactivo. Y es en este punto donde la inteligencia artificial genera un punto de inflexión.
Entonces, ¿cómo nos puede ayudar la inteligencia artificial en la gestión de riesgos en construcción? A continuación os muestro 5 tecnologías que serán y están siendo disruptivas en la transición de la gestión de riesgos tradicional a la digital impulsada por IA:
Los grandes modelos de lenguaje (LLMs) como ChatGPT o Gemini tienen la capacidad de procesar grandes textos, además de su capacidad multimodal para procesar audio, imágenes e incluso video. Con el crecimiento exponencial de sus ventanas de contexto (Gemini 1.5 dispone a día de hoy de una versión experimental de 1 millón de tokens) un LLM podría llegar a tener como contexto todo un proyecto, toda la información contractual, toda la información generada en obra, etc. para no solo realizar consultas desde cualquier lugar, sino incluso para encontrar relaciones entre los nuevos datos de avance y las condiciones de proyecto o de contrato.
A día de hoy la capacidad de generar consultas a información de proyecto y de obra (emails, actas de obra, etc.) se da por hecho, pero con la velocidad de desarrollo de esta tecnología no podemos descartar en un medio plazo un asistente capaz de procesar toda la información capturada en reuniones y en obra, encontrar relaciones de acciones que puedan generar riesgos e informar. Esto puede ayudar a reducir todos los riesgos al potenciar la capacidad de procesamiento de información y facilitar la disponibilidad de esta.
La tecnología de procesamiento de lenguaje natural (NLP) y el reconocimiento automático del habla (ASR) tienen la capacidad de procesar conversaciones humanas y transcribirlas para facilitar la trazabilidad en la toma de decisiones. A menudo en obra se toman decisiones rápidas que generan riesgos. Al tomar estas decisiones de palabra muchas veces sin dejar constancia se incurre en riesgos que termina por pagar el cliente. La capacidad de transcribir y almacenar información nos da la posibilidad de trazar todas las decisiones y al introducirlas en el CDE se pueden gestionar de forma proactiva, evaluando en oficina los riesgos.
Captura de la realidad mediante fotogrametría impulsada con IA y/o gaussian splatting y scan-to-bim. Una vez somos capaces de captar y gestionar datos en formato de texto y voz a lo largo del proyecto, viene el momento de comprobar lo que se ejecuta y contrastarlo con el modelo. La captura de la realidad impulsada por inteligencia artificial nos permite capturar en muy poco tiempo la geometría y el estado de una obra en un instante dado mediante cámaras 360, drones o equipos más sofisticados. Contrastar esta captura 3D con nuestro modelo BIM nos permite:
a) Detectar con alta precisión desviaciones tangibles de obra a nivel de plazo de ejecución, cantidades ejecutadas y de calidades.
b) Al ser una captura masiva de datos y no depender completamente de la atención del usuario nos da una herramienta de trazabilidad para evaluar a posteriori riesgos y en casos extremos ante litigios.
La visión artificial puede facilitar enormemente la gestión de riesgos de seguridad y salud y medioambientales al ser capaces de detectar comportamientos no adecuados en obra. Ya existen soluciones en el mercado capaces de informar de trabajadores que no aplican adecuadamente los planes de seguridad y salud y si no se tratan los residuos de forma adecuada.
La robótica, aunque hace muchos años que se habla de ello, es hoy día una realidad tangible. Existen a día de hoy productos que se pueden utilizar para realizar replanteos de obra, impresión 3D de edificios o incluso robots que automatizan la captura de la realidad de obra (punto anterior). La gran dificultad de la implantación hasta hoy es la necesidad de programar explícitamente las tareas y esto implica costosas implantaciones, pero esto está cambiando. Las grandes empresas tecnológicas están desarrollando sistemas de aprendizaje de robots cada día más sofisticados, como ?Visual-Robotics Bridge? que permite a un robot aprender a realizar acciones con solamente un video de una persona realizando esta acción y un corto proceso de exploración y aprendizaje por refuerzo.
Como conclusión, la inteligencia artificial puede significar un nuevo avance disruptivo en la gestión de riesgos en construcción y hoy en día ya existen soluciones en el mercado suficientemente robustas para iniciar el camino.
No obstante, hay que tener en cuenta que la inteligencia artificial tiene desafíos inherentes que el gestor del proyecto que usa estas herramientas tiene que tener en cuenta. Los profesionales que utilizan esta tecnología tienen que considerar nuevos parámetros como las limitaciones de la IA, la ética, la privacidad y el sesgo.
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